Muchas personas piensan que al usar lágrima sus ojos se acostumbran y dejan de lagrimear. Nada más lejos de la realidad.
Una de las principales funciones de la lágrima es evitar que las estructuras externas oculares, superficie ocular, se inflame, y por consecuencia moleste o cause síntomas desagradables. Aunque es cierto que no todas las personas tienen el mismo umbral de molestia o dolor. A menudo este umbral de molestia asciende cuando el ojo poco a poco lo vas "acostumbrando" a ese estado de sequedad, a pesar de poderse producir daños superficiales en conjuntiva, cornea etc.
Si se continua con este estado de sequedad, y dejas de notar síntomas NO SIGNIFICA QUE EL OJO ESTÉ BIEN HIDRATADO.
El ojo seco es cada vez más habitual, y está influenciado además de por diferentes factores como la edad, el sexo (más habitual en mujeres), cambios hormonales, tratamientos contra tumores, ambientes como peluquerías o centros de estética, talleres de fundición, trabajo de oficina, o tratamientos orales como corticoides, diureticos, antihistamínicos, hábitos como fumar, etc.
Todos estos factores influyen y acentúan el ojo seco provocando molestias como:
Sensación de Arenilla
Escozor
Enrojecimiento
Mala visión ocasional, etc
Uno de los tratamientos más habituales y de primera línea, es el uso de lágrima artificial, aunque hay cada vez más en el mercado con diferentes características dependiendo del caso.
No todas las lágrimas son iguales ni se administran con la misma frecuencia , ni de la misma forma.
Consulta con Expertos
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